domingo, 6 de junio de 2010

A LAS PROSTITUTAS




Me la encontré en la calle

Me la encontré en la calle, yo la miré en silencio.
Su perfume de guerra profanó mis sentimientos.
Sus piernas me enseñaron los caminos que conducen a Roma.
La Virgen y el pecado eran la misma persona
En sus pechos se le marcaban todas las manos de madrugrada
de los beatos de pacotilla.
Y en su pelo había hecho un nido las fantasías de los maridos
y la rutina de cada día.
Grabao a fuego en sus caderas:
"no soy de nadie y soy de cualquiera".
En sus labios y en su piel todo el asco de una mujer
que se abre como una rosa
Y en su cara ese dolor de vender en cada ocasión
su negra perla preciosa.
En su cintura esa desgracia que le bajaba hasta el vientre
de ensuciarse en una cama pa poder comer caliente.
De pronto alguien se acercó, no era más que otro comprador
que precisaba consuelo.
De nuevo se dio por amor arrastando sus cadenas.
En la calle la dejé pero esa noche yo recé
por María Magdalena


Antonio Martínez Ares
La niña de mis ojos, 2001.



Con el permiso

Con el permiso de quien lo hiciera antes
permitanme el poema que estoy cantando
que no es un desafio, que es solo un canto
a una mujer que siempre defendi bastante
permitanme el poema a las prostitutas
un modo de mujer como otro cualquiera
mi madre no lo es pero si lo fuera
no me avegonzaria ser hijo de puta.
conozco a más de una fulana que ha sido una puta
pero no he conocido una puta que haya sido fulana
a las putas que yo he conocido han sido señoras
que en menos de media hora, con cariño, condon y ternura
han cobrao su cama más barata
que fulanas que presumen de señoras
No me gusta que mujeres cobren
a los hombres pobres de amor y cariño
ni me gusta hombres que les paguen a mujeres
pobres de amor y dinero,
y a esos hombres como a esas mujeres
qué le importará lo que le diga yo
si yo soy más joven que una virgen
y una prostituta es más vieja que dios,
que el cariño que es tan caro y tan profundo,
si una mujer necesitara te lo da por casi nada
es por que es la más honrada del mundo.


Juan Carlos Aragón Becerra
Los Americanos, 2003.

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